jueves, 10 de febrero de 2011

Calambres musculares
Un calambre es la contracción involuntaria y dolorosa de un músculo o un grupo muscular (ver Sistema Muscular). Se presenta generalmente en las extremidades, con mayor frecuencia en las piernas, afectando a la musculatura de la pantorrilla o a la parte posterior del músculo. Aparece en forma imprevista, a veces durante el sueño. Las fibras musculares se contraen intensamente durante unos segundos o algunos minutos provocando un dolor lacerante. CAUSAS: Los calambres se pueden desencadenar por alteraciones en la circulación que originan un aporte sanguíneo deficitario a los músculos. La exposición al frío también puede desencadenar episodios de calambres; cuando esto se une a un cansancio físico importante se reúnen las condiciones que provocan los calambres en los nadadores de largas distancias.
Los atletas con un gran desarrollo muscular pueden padecer calambres ante traumatismos pequeños en determinados grupos musculares.
La sudoración excesiva que conduce a una pérdida importante de sal, puede también inducir los calambres, así como con la ingestión de grandes cantidades de alimento antes de realizar un ejercicio físico violento. SÍNTOMAS: El músculo o grupo muscular afectado, se contrae violentamente produciendo un dolor muy agudo en la zona. Los esfuerzos para moverlo o relajarlo son inútiles. Los calambres son en sí mismos muy desagradables, pero no son peligrosos a no ser que se produzcan en un momento inoportuno. Una persona que está nadando alejada de la costa, puede ver su vida puesta en peligro por un calambre. Ante la aparición de un calambre debe detenerse la actividad física que se esté realizando y no intentar mantenerla a toda costa.
Aquellas personas que presentan calambres de forma persistente deben consultar a su médico para descartar la posibilidad de un problema circulatorio subyacente. TRATAMIENTO: Los calambres provocados por alteraciones circulatorias deben ser interpretados como un síntoma más de un proceso que hay que diagnosticar y tratar adecuadamente. Los calambres ocasionales se tratan, en la mayoría de los casos, corrigiendo la situación que actúa como desencadenante de los mismos. Las personas que hacen deporte no deben comer inmediatamente antes de realizar ejercicios violentos. Cuando se practican deportes en pabellones cerrados, o en climas en los que se suda con especial intensidad, se deber ir sustituyendo la perdida de agua y sales de forma paralela para mantener el equilibrio hidroelectrolítico del organismo.
El masaje o manipulación de los músculos contraídos acelera la relajación muscular y, concretamente, alivia el dolor.
La mayoría de la gente afectada por los calambres lo esta de forma temporal recuperándose al poco tiempo.
Más información: Sistema Muscular
Contusiones
Una contusión es una lesión traumática producida en los tejidos vivos por el choque violento con un cuerpo u objeto, normalmente sin solución de continuidad de la piel, en este caso se denomina contusión simple, o con ella, produciéndose una herida por contusión. HEMATOMAS
Después de un golpe sin herida superficial se puede producir una hemorragia interna, esto es, se rompen los vasos sanguíneos pero la sangre no puede salir al exterior, acumulándose en un punto doloroso (ver Aparato Ciruculatorio). Si la hemorragia es pequeña porque solo se hayan roto algunos capilares, el hematoma no tendrá ninguna gravedad, y solo producirá molestias si se ejerce presión sobre el. Poco a poco se irá disolviendo y su aspecto amoratado inicial irá cambiando de color (verdoso-amarillento) hasta desaparecer.


Ante una fuerte contusión la hemorragia interna podría ser muy grave, en este caso, la asistencia médica es esencial. Ante las hinchazones es bueno descansar y aplicar compresas frías sobre el moratón. (ver también Lesiones en tejidos blandos) CONTUSIONES EN LOS HUESOS: Cuando se recibe un golpe sobre un hueso, lo primero que hay que hacer es asegurarse de que el hueso no ha sufrido daños importantes. Debido al tejido muscular que rodea al hueso, no es muy probable que reciba golpes directos, pero existen ciertas zonas del cuerpo donde los huesos son más susceptibles de contusiones, por ejemplo, la tibia a la altura de la espinilla. Los golpes y patadas en la espinilla son muy molestas y dolorosas, al igual que sucede con los codos o las costillas. Una vez seguros de no sufrir ningún daño grave, lo más aconsejable es aplicar frío sobre la zona afectada e inmovilizarla. GOLPES EN EL ABDOMEN Los golpes fuertes recibidos en el abdomen, son especialmente peligrosos. Ya que la persona que lo sufre no es consciente de la lesión que puede llegar a padecer. Esto es, no existe una correlación dolor-daño sufrido, ya que la posibilidad de lesiones internas y por ende de hemorragias, solo pueden ser determinadas por un medico, tras una detallada inspección. Por ello, tras sufrir un golpe abdominal, independientemente del dolor, es importante acudir a un medico lo antes posible. GOLPES EN LA CABEZA: La importancia de los golpes en una zona tan vital como la cabeza, es variada pues depende en gran manera de la intensidad de dicho golpe. Recordemos en primer lugar que la cabeza, tal y como la entendemos, no es más que una estructura ósea, cuya función es proteger al cerebro y demás órganos vitales que en ella se localizan (ver huesos del cráneo). Por ello, si nos encontramos frente a un golpe débil, la resolución posiblemente no sea más que una inflamación de la zona fácilmente controlable con la simple aplicación de hielo, lo que conocemos generalmente como chichón. Sin embargo, la protección de los huesos craneales puede ser inútil, si nos encontramos con un golpe de gran presión, cuyo resultado puede ser una perdida del conocimiento momentánea o más duradera o un trastorno en cualquier función cerebral(ver Sistema Nervioso), perdida de la vista (ver El ojo y la visión), incoordinación motora etc.. Es el caso de los accidentes en moto, de ahí la importancia del casco, y la necesidad de conocer que ante un accidente de un motorista no debemos quitar el casco, pues este puede estar sujetando el cráneo y la masa encefálica, en el caso de existir una rotura craneal. En definitiva, ante un golpe fuerte en la cabeza debemos acudir al médico lo antes posible.
Hemorragias por heridas
En una hemorragia se produce la salida pulsátil de sangre de color rojo brillante, si se ha dañado una arteria, o la salida de sangre de color rojo oscuro si se ha dañado una vena siendo en este caso el flujo de sangre continuo.
Una hemorragia provocada por una lesión grave debe tratarse de inmediato en un centro de urgencias. Después de pedir asistencia médica urgente, eleva el área dañada por encima del corazón (mantén a la víctima tumbada, si la herida está en la parte inferior del cuerpo), cubre el área dañada con un paño (o con las manos si no dispones de un paño) y presiona fuertemente el área, durante 10 minutos mínimo, mientras llega la ayuda solicitada o mientras se transporta a la víctima a un centro de urgencias. Si la presión y la elevación del área dañada no reduce la hemorragia, presiona sobre uno de los puntos principales de presión para ayudar a controlar la emanación de la sangre. Como último recurso, aplica un torniquete. Una utilización incorrecta de un torniquete puede causar un daño irreparable en los nervios y vasos sanguíneos del área afectada. Haz un torniquete de un trozo de tela o material similar, envuelve con el torniquete el área por encima de la herida y átalo. Pon un palo u otro objeto rígido entre el paño y el cuerpo, retuerce el palo hasta que presione suave pero firmemente y se detenga la hemorragia. Observa el tiempo que el torniquete permanece puesto para que el personal médico actúe consecuentemente. Recuerda que sólo debe aplicar un torniquete como último recurso, cuando los otros métodos han fallado en el control de la hemorragia. La utilización incorrecta de un torniquete puede provocar graves consecuencias en la víctima como el dañar gravemente los tejidos de los miembros.
Más información: Sistema Circulatorio



Quemaduras
Las quemaduras leves se caracterizan por el enrojecimiento, dolor e inflamación de las zonas afectadas. En varias horas la piel puede aparecer húmeda, y con formación de ampollas. Este tipo de quemaduras también se denominan superficiales o de primer grado, porque afectan sólo a la capa superficial de la piel. El tratamiento para estas quemaduras es la inmersión del área quemada en agua fría (no helada), o mantenerla bajo el grifo de agua fría durante unos 15 minutos si la piel está entera, sin ampollas abiertas. El agua calma el dolor y limpia la zona. Si no resulta práctica la inmersión en agua del área quemada, aplique compresas de agua fría. Si la piel está entera, sin ampollas abiertas aplique un vendaje seco. Si aparecen ampollas, no las revientes. No es necesario aplicar pomadas para los primeros auxilios de las quemaduras .
Las quemaduras de segundo grado se caracterizan por la aparición de ampollas, dolor e inflamación y requieren atención médica. No aplique nada en las quemaduras de segundo grado. Las cremas, pomadas o lociones pueden interferir en el tratamiento médico que se lleve a cabo. No revientes las ampollas ni peles la piel dañada, pues se puede provocar una infección.
Las quemaduras de tercer grado se caracterizan por la falta de dolor en un principio, al destruirse las terminaciones nerviosas, palidez y carbonización. Cubre el área con una gasa esterilizada, si es posible, y consigue ayuda profesional inmediatamente.


Dolor de Pecho
Cuando aparezcan dolores de pecho acompañados del dolor del brazo izquierdo, dificultad al respirar y grandes sudores se debe conseguir inmediata atención médica. Otros de los síntomas que pueden acompañar a este dolor son, debilidad, náuseas, palidez de la pie o pulso irregular. Consigue que alguien pida ayuda, no dejes sola a la víctima. Si no respira, comienza la respiración boca a boca inmediatamente. Si no tiene pulso empieza a realizar una resucitación cardiopulmonar, si te has preparado para ello, y no pares hasta que llegue la ayuda solicitada.





Ahogamiento
Las características de un ahogamiento vienen indicadas por la imposibilidad de respirar, toser o hablar y el amoratamiento de los labios, uñas o piel. Pregunta a la víctima si se ahoga. Si no puede respirar, toser o hablar, comienza la maniobra de Heimlich, si te has preparado para ello.
1. Sitúate de pie detrás de la persona que se ahoga.
2. Pon tus brazos alrededor de la parte inferior del pecho de la víctima, cierra una mano en forma de puño y sujétala fuertemente con la otra.
3. Sitúa la parte del dedo gordo de la mano en forma de puño contra el abdomen de la víctima, ligeramente por encima del ombligo y por debajo de la caja torácica.
4. Presiona con el puño en el abdomen de la víctima con un apretón rápido hacia arriba. Esto fuerza la entrada de aire por la tráquea para intentar hacer salir cualquier objeto que provoca la obstrucción.
5. Repite el paso 4 si fuera necesario.





Asfixia
Una persona con asfixia puede estar inconsciente, sin respiración, posiblemente sin latidos del corazón y experimentar un estado de conmoción. Busca ayuda inmediatamente. Si la víctima no respira, comienza la respiración boca a boca. Si no tiene pulso comienza a realizar una resucitación cardiopulmonar, si te has preparado para ello. Ponle los pies en alto y abrígalo con una manta. (Consulta la sección SHOCK para obtener más información). Quédate con la víctima hasta que llegue la asistencia médica.


Conmoción
Las conmociones se caracterizan por la pérdida de conciencia, el anquilosamiento del cuerpo por movimientos espasmódicos incontrolables y, algunas veces, la pérdida del control de evacuación y urinario. El procedimiento a seguir es: coger el cuerpo de la víctima, cuando se está cayendo, dejarla cuidadosamente en el suelo y colocarla la cabeza hacia un lado. Retira cualquier objeto situado alrededor de la víctima para que no se dañe, no contengas o intentes detener los espasmos de la víctima. No le pongas nada en la boca para evitar que se muerda la lengua, pues puede dañarle. Afloja las ropas apretadas y no le pongas hielo. No le fuerces a beber agua u otros líquidos hasta que no esté totalmente consciente y se los pida. Consigue que alguien vaya a buscar ayuda y quédate con el paciente hasta que llegue.




Mordedura de perro
Al ser víctima de una mordedura de perro, se debe controlar la sangre de la herida producida y limpiar el área dañada con agua para eliminar la saliva del animal. Lavar la herida suavemente con agua y jabón durante cinco minutos, aclararla, secarla y cubrirla con un vendaje esterilizado. La mayoría de los casos de mordeduras de perro requieren su denuncia a un centro de salud. Se tiene que identificar al animal y ver si presenta signos de rabia. Si una persona contrae la rabia, la enfermedad puede ser fatal. Si no se identifica al animal para su observación, tendrán que administrase la vacuna contra la rabia. Los síntomas de la rabia pueden aparecer desde 10 días hasta 2 años después del mordisco. Incluso si éste es pequeño, consulta con el médico para saber si necesita un cuidado especial y evaluar el riesgo de infección, tétanos o rabia.






Estado de shock
El estado de shock es el resultado de una lesión o enfermedad grave. Se caracteriza por palidez, piel fría y húmeda, debilidad, respiración acelerada, pulso rápido y débil y confusión. También puede dar lugar a una bajada de la presión sanguínea (tan baja que no se puede leer) e inconsciencia. El tratamiento de un paciente que sufre un shock es abrigarlo con una manta, detener cualquier sangrado externo presionando y mantenerlo tumbado con las piernas elevadas si es posible (no las eleves si presentan fracturas). Si sospechas que puede presentar lesiones en la cabeza o en el cuello, no le eleve las piernas. Pide ayuda. NO dejes sola a la víctima. Comprueba la respiración, si no respira, comienza la respiración boca a boca inmediatamente. Si no tiene pulso comienza a realizar una resucitación cardiopulmonar, si se ha preparado para ello. No te detengas hasta que llegue la asistencia médica. Si la víctima está inconsciente pero respira y no se puede conseguir ayuda inmediata, llévala al servicio de urgencias más cercano.


Las convulsiones se presentan cuando el cuerpo de una persona se sacude de manera rápida e incontrolable. Durante las convulsiones, los músculos de la persona se contraen y se relajan en forma repetitiva. El término "convulsión" a menudo se utiliza de manera recíproca con "crisis convulsiva", aunque existen muchos tipos de esta última, algunos de las cuales tienen síntomas sutiles o leves en lugar de convulsiones. Estas crisis convulsivas de todos los tipos son causadas por actividad eléctrica desorganizada y repentina en el cerebro.

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